Versão portuguesa aqui.
Señor Lopetegui
Por una vez, me dirijo directamente a usted. Para ayudarle a ayudarnos.
Sin duda ha recibido decenas de apelaciones en los últimos días, pero
todavía debo insistir en pedirle un momentito. Prometo que no lo dará
por perdido.
Empiezo con una pregunta: ¿Qué está haciendo usted aquí en FC Porto? ¿Por qué ha venido acá?
Apuesto
que para tener éxito. Para ganar. Para ser reconocido como un buen
entrenador, ser apreciado por el pueblo y, como consecuencia, se
calificar para vuelos más altos en otras partes.
Suponiendo que las respuestas son correctas, le diré esto: ¡está fracasando miserablemente!
Sé
que vino de otra realidad, donde Portugal, los portugueses y sus clubes
son vistos como hijos de un dios menor. Sé que es así, no se avergüence
por eso. Las cosas son como son. Sin embargo, después de un año y medio
en FC Porto, seguramente usted ha
notado que los portuenses son más parecidos a los bascos que suponía.
Ferozmente celoso de su tierra, protectores de sus símbolos pero todavía
civilizados. Gente sencilla, que es lo que somos.
Y
fue con esta gente sencilla que hice este Club, uno de los mejores
organizados del planeta (si no lo sabía, por no tener comparación
anterior, tome mi palabra para ella), "pobres” pero orgullosos de su
glorioso pasado que incluye logros más grandes que uno imagino posible.
Esta gente es sencilla pero no estúpida.
Es atenta y muy conocedora de fútbol. Usted puede pensar estoy diciendo
tonterías, que el 99% de las personas no tienen ni idea de cómo
entrenar un equipo, cómo preparar un juego o como gestionar un
vestuario. ¡Usted puede pensarlo y con toda la razón! De hecho, la gente que va en el estadio o lo ve en televisión a su Porto no sabe de estos asuntos.
Pero lo que esa gente sabe, tan bien como cualquier entrenador, es evaluar el fútbol que ve.
Porque tenemos una vida de experiencia a verlo. En mi caso, son ya tres
décadas consecutivas a ver religiosamente cada partido de Porto.
Miles de partidos, miles de jugadores y algunas docenas de
entrenadores. No podemos saber lo que está pasando en la vida cotidiana o
cómo llegar al resultado, pero somos expertos para evaluar ese mismo resultado final de todo su trabajo: los partidos.
Y es por tener este conocimiento, acumulado por la experiencia que nosotros, los adeptos portistas, somos profundamente decepcionados con usted. Nos duele. Porque después de 18 meses en el Club usted sigue dando muestras de no haber comprendido nada de que es el Porto. Nada. Y sería tan fácil tenernos a todos “en su espalda”, a defenderlo incondicionalmente…
Por
supuesto, lo que todos queremos, más que nada, es ganar títulos y, en
particular, ser campeones de Portugal. ¿Pero cree que si lo había
logrado la temporada pasada, todos estaríamos contentos con usted? Si lo cree, se equivoca. No sería así. Por qué lo que los jugadores hacen en la cancha no nos representa, ni nuestros valores. No nos revemos en ningún de los dos equipos que usted he dirigido.
¿Por qué? Porque salimos de la gran mayoría de los partidos con la sensación de que esos once, doce, trece o catorce jugadores no dieron todo lo que tenían, no hicieron todo lo que pudieron, no jugaron todo lo que saben. Y no es un partido u otro, es en (casi) todos.
Y en nuestra mente de expertos a ver Porto jugar,
el principal culpable es el señor. Por la insistencia en esa forma
inocua de jugar, obsesionado con la seguridad y la posesión; por la
inconsistencia que revela; por la incredulidad que notoriamente causa en
los jugadores; por la incapacidad de presentar un equipo que vale más
que la suma de sus jugadores y no menos.
Entiendo y respeto que tenga convicciones firmes
acerca de cómo entender el fútbol. Posiblemente, si un día pueda
conseguir entrenar a un Barcelona o un Bayern, tendrá a su disposición
los jugadores de excepción que necesita para que su modelo funcione. Y
nosotros aplaudiremos con orgullo, diciendo que Lopetegui ha sido nuestro entrenador.
Sin embargo, si usted quiere tener la oportunidad de ahí llegar un día, tiene que empezar hoy
a demostrar que merece esa oportunidad. Y en mi opinión, solamente
podrá hacerlo teniendo la humildad y la inteligencia para mirar
alrededor y darse cuenta del contexto en el que opera. Qué es el Porto,
que jugadores tiene disponible, que opositores encontrará en el
campeonato y cómo piensan los entrenadores de nuestros rivales que
compiten con nosotros por los títulos. ¡Y una vez terminada esa
análisis, adaptar-se! Abdicar de sus ideas teóricas en detrimento de la realidad y poner el equipo para jugar según ella.
Otra cosa, me imagino que una de las primeras advertencias que el Presidente y su amigo Antero le hicieron fue que tendría que asumir el control el vestuario. Autoridad y respeto. En contraste con lo ocurrido con su predecesor ¿comprende? Pero la autoridad no se impone, se conquista.
Mostrando un camino en que los otros creen lo suficiente para seguirlo
sin restricciones. Por supuesto usted no puede permitir que cualquiera
de sus subordinados le falten al respeto sin consecuencias, pero créeme,
ningún castigo es suficiente regenerador si no acompañado de una esperanza.
Cuando
un jugador le dice, con mayor o menor exaltación, que no está de
acuerdo con lo que usted propone como plano de juego al equipo, debe resistir a seguir la vía más fácil del castigo y de la exclusión. En contrario, debe tener la humildad de
querer saber por qué razones están en desacuerdo. Y pensar en ellas.
Puede ser que le reconozca alguna razón. O no. Pero al menos demuestra
que es un líder sin miedo, que confías en su plan pero está
siempre dispuesto a escuchar lo que dicen aquellos que, en última
instancia, te harán un ganador o un perdedor.
Me dirijo a usted en este preciso momento porque creo que es ideal para iniciar una nueva era.
Este mes de enero vamos a tener tantos partidos que casi todo se puede
decidir, si fallamos en algunos de ellos. Lógicamente no habrá tiempo
para entrenar algo diferente, pero también no parece necesario. Es
simplemente la actitud que tiene que cambiar. La suya, para comenzar. Libertar los jugadores de esa camisa de fuerza que les impide expresarse como ellos saben. Darles confianza,
respetando les y garantizándoles que estará con ellos hasta el final.
Siendo el último a abandonar el campo cuando las cosas no van bien.
Reconocer sus faltas cuando suceden.
En este momento, su futuro en Porto está
determinado. Créame que lo está. Usted ha tocado el fondo. Está en el
nivel más bajo en que puede estar un entrenador de nuestro club. Sin
embargo, le quedan dos caminos totalmente distintos:
a) Continuar como
hasta aquí, y seguro que no será campeón, incluso ni segundo y
posiblemente ni la Copa ganará. Dejar el Club por “la puerta de atrás”,
martillado, como persona no grata, algo que tenderá eco en su país e le
condicionará el futuro, que pasará tal vez por un club de menor
expresión, sin Champions e sin posibilidad de luchar por títulos. Y
empezar casi desde cero, a ver dónde va.
O
b) Tragar su orgullo tonto, escuchar a quien le puede ayudar, quien conoce el fútbol portugués, a Jorge Jesús y a Vítor Pereira y cambiar completamente
la filosofía por que el equipo si mueve, devolver la alegría, la raza,
la voluntad de correr más que cualquier oponente. Darles confianza y un buen plan y verá que los jugadores se unirán alrededor de usted y le darán el doble. El triple. Lo que quiera. Y así quizás pueda quedarse campeón con el FC Porto. Y aún que no se quede campeón, recuperar parte del respeto que los portistas ahora mismo no tienen por usted.
Sí, es posible.
Somos expertos en la evaluación del fútbol que jugamos ¿se recuerda? Si
empezamos a sentir, partido tras partido, que hay una nueva forma de
mirar el juego, una nueva actitud; si empezamos a salir del estadio con
la sensación de que los jugadores hicieron todo lo que estaba en su
poder, entonces tal vez, poco a poco, uno tras otro, nos tendrá para
apoyarlo y defenderlo de nuestros "enemigos". No prometo, pero es
posible. Y así salir de Porto como campeón, por la puerta de los ganadores, sin temor de mirarse delante de nosotros y decir "Yo lo logré, me respeten". Y, quién sabe, tener acceso a un club con aún más aspiraciones que el nuestro.
Ha
sido larga la exposición y sólo le pedí un momentito. Lo engañé, pero
no fue intencional. Termino con una advertencia final y un voto de
confianza.
Empezando por lo peor, "Oporto" es "o raio que o parta".
Me doy cuenta de que en sus dos países (Euskadi y España) es costumbre
decirlo de esa manera, pero después de 18 meses le queda muy mal seguir
repitiendo el error. El señor entrena a FC Porto (o Porto, si se quiere), que es el más grande emblema de la ciudad que le da el nombre, la ciudad de Porto. Es también en estos detalles que creas (o no) la empatía con la gente.
Sea generoso con las gentes portistas y
verá que obtendrá de vuelta mucho más de lo que alguna vez ha
imaginado. Re-invéntese o, si lo prefiere, deje de querer inventar lo
que ya está inventado. Simplifique. Pero rápido, porque los partidos
ahora se suceden a un ritmo infernal y no hay ninguna declaración que
sostenga una peña ultra después de un nuevo debacle.
Si
cree que le pueda ser útil, estoy disponible para explicar más
detalladamente lo que es “ser do Porto”, mientras disfrutamos de un marmitako bien regado por un buen txacoli. Pagará el señor, por supuesto. Y lo siento por el malo castellano, pero creo que no será peor que su portugués.
Un sincero abrazo portista,
Lápis e Azul e Branco
Do Porto com Amor
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